ReL – 11/04/2018
El hospital Alder Hey Children de Liverpool quería ya desconectar al pequeño Alfie Evans para que muriese este mismo viernes. Sin embargo, los tribunales todavía no han fijado la fecha en la que este niño morirá pese a la oposición de sus padres, que consideran que el pequeño podría ser tratado en otro país.
Alfie tiene 23 meses y lleva hospitalizado desde diciembre de 2016. Actualmente se encuentra en un “estado semi-vegetal” debido a una condición neurológica degenerativa desconocida.
Sin embargo, mientras sus padres se desesperan viendo que se pone fecha a la muerte de su hijo, éstos aseguran que el estado de salud de Alfie lejos de empeorar está mejorando levemente. Afirman que se ha vuelto “más fuerte y más receptivo” y señalan que puede respirar un poco, se estira, tose, traga y bosteza.
Denuncias de errores médicos del hospital
Mientras tanto, siguen arreciando las críticas contra el hospital que ha atendido el niño y que ha pedido permiso para suspenderle la respiración y la alimentación. La Nuova Bussola Quotidiana recoge algunas de estas denuncias de errores médicos, algunos de los cuales se remontan al inicio del problema médico del pequeño Alfie.
Las convulsiones empezaron a darse en el bebé en diciembre de 2016. Los médicos ya dijeron entonces que la muerte del niño era inminente y negaron hacerle la traqueotomía, que tuvieron que hacérsela semanas después para evitar infecciones al ver que el niño no moría.
Además, los padres han mostrado públicamente las cartas en las que los médicos admitieron un error clave pues el niño acabó en cuidados intensivos y con una ventilación más invasiva debido a un fallo médico relacionado con una dosis equivocada de antibiótico suministrada al niño.
Médicos alemanes visitaron de incógnito al bebé
Durante el juicio, se recordó que la familia introdujo en el hospital de incógnito a un especialista médico de Múnich, el doctor Hunbner, que tras observarle declaró que Alfie podría ser trasladado en una ambulancia aérea a Alemania en condiciones que no pondrían en riesgo la vida del bebé.
La respuesta del hospital, a través de su abogado, pasó por atacar esta iniciativa recordando simplemente que esto generaría un coste para Alemania de 65.000 euros y en ningún momento entró en el fondo de la cuestión.
Ante esta situación, este médico alemán añadió que “la sociedad debe estar lista para ayudar a estos niños discapacitados y no privarlos de un apoyo vital”. El juez consideró “inadecuada” esta afirmación pues según él reflejaban su opinión personal.
Otro médico alemán de la Universidad de Múnich confirmó que podría ser tratado en Alemania, pero igualmente el juez consideró que podría morir en el viaje, algo que también este médico, al igual que su otro colega, negaron que pudiera ocurrir.
