Un año de ley de eutanasia en España: 171 muertes asistidas y una alta presencia de pacientes no terminales

un año de ley de eutanasia en España

Un año de ley de eutanasia en España. El primer año de la ley de eutanasia, cuyo aniversario se cumple este sá­bado 25 de junio, es difícil de definir. El mapa cuantitativo revela gran disparidad en las cifras de cada co­munidad, en el tiempo que se han tardado en formar las comisiones de evaluación y en el número de sanitarios objetores de conciencia.

El mapa cualitativo apunta un alto número de pacientes de enfermeda­des degenerativas ­-en Cataluña, más que termínales-, muchas solicitudes en los centros de salud ­en Cataluña, más que en los hospitales­ y más peticiones aceptadas que rechazadas.

Fuente: ElMundo.es   Autor: Soledad Valle y Rafael J. Álvarez (Madrid)

Un año de ley de eutanasia en España

A falta de cifras del Ministerio de Sanidad, EL MUNDO y Diario Médico han preguntado a todas las Con­sejerías de Salud para saber cómo es la incipiente eutanasia en España. De las 17 CCM, sólo La Rioja, Baleares (hará públicos sus datos hoy) y Asturias (prepara un informe) no han facilitado ninguna infor­mación. La con­clusión es que el sistema sanitario español ha prac­ticado al menos 159 eutanasias.

A la cabeza está Cataluña, con 60 (otras 18 solicitudes fueron también acepta­das pero esas personas murie­ron durante el proceso). Las comunidades don­de menos se ha aplicado este de­recho han sido Extremadura (l) y, con datos hasta enero, Castilla y León (2). (El total de solicitudes y eutanasias por CCAA está en el gráfico adjunto].

un año de ley de eutanasia en España

El porcentaje de solicitudes aceptadas es significativo en la Comunidad Valenciana (78%): de 23 se aprobaron 18, se denegaron 4 y una está en estudio. Cataluña (57%), Andalucía (56%) o Castilla ­La Mancha (50%) son otros ejemplos de altos índices de aprobación. Galicia (21 %, pero 79% en estudio) es la comuni­dad con menor porcentaje de síes. Canarias, Navarra, Extremadura y Madrid no han informado.

«Sólo un tercio de las solicitudes resultan negativas, porque algunos pacientes mueren en el proceso, otros son rechazados y otros revocan la petición ellos mismos», afirma Ja­vier Júdez, vicepresidente de La Asociación de Bioética Fundamental y Clínica, médico del Servicio Murcia­no de Salud y experto mundial en re­gulaciones de eutanasia.

¿Qué enfermos la han solicitado?

Es la gran pregunta. La ley da la oportunidad a quienes padezcan una enfermedad grave e incurable aso­ciada a sufrimiento insoportable y pronóstico de vida corto (enfermos terminales) y a quienes tengan un padecimiento crónico e imposibili­tante aunque su muerte no sea pró­xima pero sufran de forma intolera­ble (patologías degenerativas).

El viernes, Albert Tuca, presiden­te de la Comisión de Garantía y Eva­luación de Cataluña, dijo que entre quienes han solicitado la eutanasia, las patologías más frecuentes han si­do enfermedades neurodegenerati­vas, como ELA, esclerosis múltiple o demencias. Y, por detrás, oncológicas. «La ley no está pensada para dar solución a los ‘últimos días’ de enfermos terminales, para ello hay estrategias paliativas, sino para enfermos irreversibles pero que no está previs­to que fallezcan en un plazo breve».

Júdez dice que, de confirmarse la tendencia de los primeros seis meses en el País Vasco y todo el año en Ca­taluña, España se alejaría de países donde predominan enfermedades oncológicas. «Es por la singularidad de la ley española, que no es para un paciente terminal, como Holanda».

Cristina Guijarro, del Comité de Humanización al final de la vida de la Sociedad de Neurología, confirma la tendencia, admite «inquietud» entre los neurólogos y adelanta una explicación: «Era de esperar que en el primer año las personas con demen­cia y enfermedades neurodegenerativas con instrucciones previas y años en esa situación pidieran ayuda para morir: Pero se espera que luego, como los demás países, las enferme­dades oncológicas sean dominantes. Tenemos una ley más avanzada que otros países y creo que los médicos no estamos preparados para ello».

También Javier Velasco, presidente de Derecho a Morir Dignamente (DMD), da una pista: «No sé si es extrapolable, pero en el perfil de nuestros socios predominan peticio­nes de pacientes de enfermedades degenerativas sobre terminales».

Aun así, Cantabria presenta «la mayoría de las peticiones por procesos oncológicos», dice Miguel Mateo, sub­ director de Orde­nación, Farmacia e Inspección.

¿Dónde se es­tá solicitando la eutanasia?

En muchos casos, en el centro de salud en vez de en el hos­pital. Sólo en Ca­taluña, el 60% de las peticiones lle­gó en Atención Primaria, mien­tras que en la Especializada se registró el 33%.

José Francisco Díaz, coordinador de Bioética de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, es crítico con la cartografía de la euta­nasia: «La disparidad entre CCAA en la aplicación de la ley es enorme. Algunas han desarrollado rápidamen­te la infraestructura -comisión de garantía, registro de objetores, forma­ción a sanitarios­ y otras van muy lentas. Las primeras han facilitado a los profesionales el contacto con mé­dicos responsables y consultores».

No todos lo han tenido fácil o se lo han puesto fácil a los pacientes. En noviembre de 2021 una mujer de Zaragoza se suicidó tras estar esperan­do desde julio a que le asignaran un médico responsable. En Madrid, Javier Serrano, con ELA, pidió la euta­nasia en junio, pero tuvo que esperar cuatro meses, ya que la Comisión no se formó hasta octubre. «La primera persona que pudo pedir la eutanasia en Andalucía fue 5 meses después de la primera que pudo morir en España, una mujer del País Vasco que murió en junio. La Comisión de An­dalucía no se creó hasta noviembre», afirma desde DMD Javier Velasco.

Otra disparidad es el derecho a la objeción de conciencia: muchos casos en unas CCAA pocos en otras, ausencia de registro en algunas como Castilla-La Mancha y La Rioja…

Con poblaciones sanitarias similares, en Madrid hay 2.820 objetores y en Cataluña 167. O sea, Madrid tiene 16 veces más objetores que Catalu­ña, [El resto de CCM ea el gráfico].

¿La objeción de conciencia ha si­do un freno para esta prestación?

Maria Jesús del Yerro, presidenta de la Comisión de la Comunidad de Madrid, lo tiene claro: «Ha sido el principal obstáculo que ha dificultado el ejercicio del derecho a solicitar la prestación de ayuda para morir».

Albert Tuca y el consejero de salud catalán, Josep Argimon, dicen que no ha supuesto «ningún freno para la prestación en los tiempos que marca la ley». Aunque probablemen­te influya que sus cifras de objetores son muy inferiores a las de Madrid.

Cantabria da una visión interme­dia. «No es un problema para la prestación. Ahora, no puedo negar que es un reto, porque, ante una objeción, cuando un paciente entrega una solicitud, en 48 horas tenemos que lograr otro profesional y no es fácil. Al principio, eso nos ha dado problemas», admite Miguel Mateo.

Javier Olivera Pueyo, presidente de la Comisión de Aragón, explica que «Si el equipo responsable se de­clara objetor, se debe facilitar al pa­ciente otro equipo no objetor para llevar a cabo la prestación. En ningún caso se puede abandonar al paciente sin canalizar su solicitud».

Quizá un último dato de Cataluña complete la foto de la eutanasia en España. Muchas se han producido en las casas de los pacientes (55%), ese lugar de seguridad que desprende la etimología de la palabra. Eutanasia: «Buena muerte».

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