La contundencia de Fernando Sánchez Dragó contra el aborto

Fernando Sánchez Dragó contra el aborto

Este lunes ha fallecido en su domicilio de Castilfrío de la Sierra (Soria), a los 86 años de edad, el escritor Fernando Sánchez Dragó, quien se mostró en numerosas ocasiones contrario al aborto en términos contudentes, incluso por la experiencia propia y los remordimientos que le habían quedado. El aborto es el peor acto de terrorismo que se puede perpetrar.

Fuente: YouTube.com

Fernando Sánchez Dragó contra el aborto

La vida es un proceso y la vida empieza en el momento en que un óvulo o con un espermatozoide fecundo a un óvulo. A partir de ahí se pone en marcha un proceso al que llamamos vida y que va pasando por diferentes etapas. Algunas de ellas embrión, feto,… anteriores al nacimiento y otras posteriores al nacimiento, el niño que nace, primero es bebé, luego pasa a ser niño, luego pasarse adolescente luego pasas a ser joven, luego pasas a ser adulto, luego pasa a ser persona mayor, luego pasa a ser anciano, etcétera. La vida es un proceso con etapas.

Desde ese punto de vista, el aborto es un asesinato, es un infanticidio, es un feticidio, es un embriónicidio,  no sé cómo llamarlo. Es un acto de terrorismo, porque el terrorismo no es solo cuando un soldado mata a otro en una guerra. El terrorismo consiste en que, un señor en nombre de ideas que son suyas, siembra el terror: Por ejemplo. cuando un hombre pone una bomba que mata a un inocente que pasa por delante, o que está en un supermercado, o algo así y que no tiene nada que ver con las ideas que se están ventilando, eso es el terrorismo.

Evidentemente, si hay alguien inocente es quien está en ese proceso de vida que empiezan a hacer, en eso soy radical y estoy radicalmente en contra del aborto, lo que no significa que pretenda que metan en la cárcel a las mujeres que aborten, no! Lo que pretendo es que se las ayude y que lleguen a la convicción, si puede ser, de que tengan el niño y en ese caso, actúen las instituciones que se crean al respecto: el estado, los filántropos, la beneficencia, o las ONGs que se hacen cargo de estos niños.

Esas mujeres, en lugar de abortar, deberían preferir llevar a su hijo en su vientre, a que lo maten cuando esté aún en el vientre de su madre. Lo de Castilla y León es una gran mentira, siempre se ha oído a los niños, a las madres no se les ha obligado sino que se les ha preguntado si quieren oír el latido de sus hijos en el vientre, siempre a partir del momento en que la ciencia hizo posible escuchar el latido de los niños que están en el vientre de sus madres.

Por ejemplo, un hijo que está en el vientre de su madre, oía sus latidos y nadie la obligaba a ello, era una posibilidad. Lo único que han hecho es ofrecer esa posibilidad a las madres que lo deseen, no se les obliga, no se les impone. Entonces a qué viene todo este estrépito? Creen que la sociedad española ha abandonado esa defensa de la vida, precisamente de una forma muy clara con todo lo que se montó en Castellón.  Solo era para llevar inscrito en el entrecejo la idea de que la mujer es propietaria de su cuerpo.

Por supuesto, pero cuando las mujeres está embarazadas, lleva otro cuerpo y en ese momento la mujer es un vehículo, que lleva otra vida dentro de ella. Entonces, no se le permite a un taxista que lleva un pasajero en el coche asesinar al pasajero, no. Entonces se ha convencido a la gente de eso es ser un instrumento de liberación femenina, pero es todo lo contrario de lo dice una persona que ha abortado.

Bueno yo no he abortado, pero sí han abortado mujeres con las que ha tenido relación, te hablo de hace muchísimas décadas (20-23 años) y bien que lo lamento, y graves son los remordimientos que tengo por aquello,  En aquella época lo apoyaba porque era el progre más grande de todos los progres y ahora me estremezco ante la idea de que hubiera abortado alguna de mis hijas, pero alegremente se nos había comido el coco. Entonces esto es lo que pasa ahora, hay una presión por parte de los medios de comunicación, por parte del discurso dominante, etcétera con lo cual la gente se convence de cosas que son verdaderos disparates.

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