Un ‘vientre de alquiler’ cuenta su terrible experiencia en este turbio negocio

“Fui tratada como un útero de usar y tirar. Sólo puedo decir que es un dolor que no se va, una herida que arde en todas las fibras musculares y en el corazón”. Quien así habla esElisa Anna Gómez, mujer que fue utilizada como vientre de alquiler y que tras su traumática experiencia lucha ahora para acabar con esta práctica.

Esta mujer estadounidense dio una rueda de prensa en el Senado italiano junto al senadorLucio Malan y el director de Vida Pro, Toni Brandi. El objetivo era alertar al conjunto de la cámara de lo que se oculta tras la subrogación ahora que la ley de uniones civiles que se debate en Italia está en pleno apogeo.

Esta normativa, fuertemente contestada por la sociedad civil italiana, abre la puerta tanto al matrimonio homosexual como a los vientres de alquiler, gracias a los resquicios deliberados que deja esta ley. Por ello, nada mejor que mostrar los efectos perversos del mercado de úteros para intentar frenar este proyecto.

Elisa ha comparecido en el Senado italiano para advertir de las nefastas consecuencias de la subrogación. Contó su experiencia personal, cómo fue manipulada y el trauma que vivió al perder a la hija que crió en su interior.
Elisa ha comparecido en el Senado italiano para advertir de las nefastas consecuencias de la subrogación. Contó su experiencia personal, cómo fue manipulada y el trauma que vivió al perder a la hija que crió en su interior.

Un negocio que se aprovecha de la situación de muchas mujeres

Elisa Anna es sólo una de las decenas de miles de mujeres que son utilizadas como simple maquinaria para fabricar y comerciar con bebés aprovechando su precariedad.

“Estaba desesperada y pensé en resolver mis problemas económicos de esta manera. La realidad es que he perdido a mi bebé, he pagado mucho dinero y ahora soy perseguida por causa de mi decisión, mientras lucho para ver a mi hija y en contra de esta terrible práctica”, dijo en el Senado italiano.

Esta mujer ahondó en su terrible experiencia de la subrogación. Su calvario comenzó en 2006. Era madre soltera de dos niñas y tenía grandes problemas económicos pues apenas podía mantenerlas por lo que cuenta que se ofreció como vientre de alquiler en un foro de internet, tal y como recoge Tempi.

“Me reuní con varias parejas y elegí una que estaba formada por dos hombres, se les veía fantásticos al principio”. Elisa Anna recibió 8.000 dólares y en el acuerdo en el que llegaron estaba previsto que ella siempre sería la madre del bebé.

“Me sentía ligada a esa niña que era mi hija. Sabía que no podía dejarla ir pero estaba agotada y confundida”

Esta mujer afirma que durante el embarazo todo fue sobre ruedas. Sin embargo, la cosa cambió una vez que dio a luz. “En el hospital, los dos hombres no me dejaron sola ni un momento por lo que no pude dormir en 48 horas. Me sentía ligada a esa niña que era mi hija. Sabía que no podía dejarla ir pero estaba agotada y confundida”, relata esta estadounidense.

Pero la cosa fue aún peor puesto que esta pareja de homosexuales, “de repente, se llevó a la niña, toda la comunicación se interrumpió y dejaron el Estado sin darme ninguna explicación”.

Una mujer embarazada / Pixabay
Los vientres de alquiler se han convertido en un gran negocio, que ha dejado ya numerosas víctimas / Pixabay

Sólo después de haber sido utilizada como una máquina Elisa Anna comprendió todo lo que implicaba ser un vientre de alquiler. “No había pensado en cómo me sentiría al tener una hija que me había sido arrancada de mis brazos, no había pensado en lo que significaría para mi hija mayor y, sobre todo, lo que significaría para mi pequeño bebé”.

Un calvario que también tuvo consecuencias judiciales

Además, esta víctima agrega que “para esos dos hombres yo tenía un útero, nada más” pero para ella todo era mucho más profundo: “Quería a mi hija con un anhelo que sólo puedo describir como un fuego en mis huesos y una herida infligida en todas las fibras de mis músculos”.

Pero sus problemas fueron a más. El acuerdo alcanzado con la pareja de gays, cuenta esta mujer, “estaba manipulado, como sucede con cientos de madres de alquiler en todo el mundo”. Y además de quedarse sin su hija fue obligada por la Justicia a pagar la manutención del bebé.

El juez definió a esta mujer como una simple “donante de material genético” pero aún así le impuso que pagara la manutención del niño que le habían arrebatado

Su batalla legal se inició en 2007 pero el juez simplemente la definió como “donante de material genético”, no como madre. Pero aún así le impuso que pagara la pensión de manutención. Este juez sólo le concedió ver a su hija durante cuatro horas al mes.

Tras recurrir esta decisión, el juez de apelación le obligó a realizarse ocho evaluaciones psicológicas, todas favorables a ellas. Fue declarada “en perfectas condiciones mentales, pero muy afectada por la sustracción de su hija”.

Finalmente, la Justicia decretó que la niña siguiera con la pareja de homosexuales y que la madre siguiera pagando la manutención de la pequeña. Más de 22.000 dólares ha pagado ya a los hombres que se llevaron a su bebé. Pero además, no le permiten verla y lleva más de cuatro años sin haberse podido reunir con ella, ni siquiera unas horas.

“Cada niño es un ser humano y no un producto de compra y venta como un iPhone o un coche”

Esta traumática experiencia le ha llevado a luchar con todas sus fuerzas contra los vientres de alquiler, para que ninguna mujer tenga que pasar por lo que vivió ella. “Un niño tiene derechos y éstos no se le pueden negar, incluso antes de nacer. Cada niño es un ser humano y no un producto de compra y venta como un iPhone o un coche”, asegura.

Elisa Anna Gómez, además, da la clave a la sociedad italiana de cara a la “ley Cirinna”: “El vínculo entre madre e hijo es tan profundo y tan arraigado en la naturaleza que el hecho de que se apruebe una ley que ponga en peligro este vínculo antes de nacer estaría muy mal”.

“Los vientres de alquiler son un gran error, es inmoral. No protege a la mujer o al niño”, afirma. Por ello, considera que “el deseo de una persona o una pareja de tener hijos no debe ser antepuesto a los derechos de un niño o la madre”.

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