RELIGIÓN EN LIBERTAD.- 25-SEP-2015
Francisco se dirigió al Congreso de los Estados Unidos flanqueado por los presidentes de sus dos cámaras, ambos católicos: Joe Biden, presidente del Senado en su calidad de vicepresidente, y John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes y el hombre que más ha luchado para que un Papa se dirigiese a los representantes del pueblo norteamericano en sesión conjunta.
No lo consiguió con San Juan Pablo II ni con Benedicto XVI, pero sí con Francisco, así que estaban justificadas las lágrimas que en varias ocasiones se secó durante el discurso del Sumo Pontífice.
El Papa quiso tocar la venta emotiva de su audiencia y no sólo concluyó sus palabras con el tradicional God bless America! [¡Dios bendiga a América!], sino que las hizo girar en torno a cuatro grandes figuras de su historia: Abraham Lincoln (1809-1865), Martin Luther King (1929-1968), Dorothy Day (1897-1980, defensora de los pobres y destacada dirigente del movimiento asociativo laboral católico, en proceso de beatificación) y Thomas Merton (1915-1968, monje trapense autor de uno de los grandes bestsellers de la literatura espiritual del siglo XX, La montaña de los siete círculos).
“Una Nación es considerada grande cuando defiende la libertad, como hizo Abraham Lincoln; cuando genera una cultura que permita a sus hombres «soñar» con plenitud de derechos para sus hermanos y hermanas, como intentó hacer Martin Luther King; cuando lucha por la justicia y la causa de los oprimidos, como hizo Dorothy Day en su incesante trabajo; siendo fruto de una fe que se hace diálogo y siembra paz, al estilo contemplativo de Merton”, sintetizó el Papa.
Con todos esos guiños y un discurso muy medido en torno a cuestiones fácilmente compartibles por los congresistas presentes, que abarrotaban el salón de sesiones de la Cámara de Representantes, Francisco arrancó en varios momentos el aplauso de todos, y una intensa ovación final.
Pero eso no quiere decir que el Papa no dejase mensajes claros sobre su posición en torno a cinco temas que son objeto de polémica en el país: la inmigración, la pena de muerte, la libertad religiosa, el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
He aquí los párrafos más destacados al respecto.
Inmigración
“En los últimos siglos, millones de personas han alcanzado esta tierra persiguiendo el sueño de poder construir su propio futuro en libertad. Nosotros, pertenecientes a este continente, no nos asustamos de los extranjeros, porque muchos de nosotros hace tiempo fuimos extranjeros. Les hablo como hijo de inmigrantes, como muchos de ustedes que son descendientes de inmigrantes”.
“Nuestro mundo está afrontando una crisis de refugiados sin precedentes desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Lo que representa grandes desafíos y decisiones difíciles de tomar. A lo que se suma, en este continente, las miles de personas que se ven obligadas a viajar hacia el norte en búsqueda de una vida mejor para sí y para sus seres queridos, en un anhelo de vida con mayores oportunidades. ¿Acaso no es lo que nosotros queremos para nuestros hijos? No debemos dejarnos intimidar por los números, más bien mirar a las personas, sus rostros, escuchar sus historias mientras luchamos por asegurarles nuestra mejor respuesta a su situación. Una respuesta que siempre será humana, justa y fraterna. Cuidémonos de una tentación contemporánea: descartar todo lo que moleste”.
Pena de muerte
“Esta certeza es la que me ha llevado, desde el principio de mi ministerio, a trabajar en diferentes niveles para solicitar la abolición mundial de la pena de muerte. Estoy convencido que este es el mejor camino, porque cada vida es sagrada, cada persona humana está dotada de una dignidad inalienable y la sociedad sólo puede beneficiarse en la rehabilitación de aquellos que han cometido algún delito. Recientemente, mis hermanos Obispos aquí, en los Estados Unidos, han renovado el llamamiento para la abolición de la pena capital. No sólo me uno con mi apoyo, sino que animo y aliento a cuantos están convencidos de que una pena justa y necesaria nunca debe excluir la dimensión de la esperanza y el objetivo de la rehabilitación”.
Libertad religiosa
“Somos conscientes de que ninguna religión es inmune a diversas formas de aberración individual o de extremismo ideológico. Esto nos urge a estar atentos frente a cualquier tipo de fundamentalismo de índole religiosa o del tipo que fuere. Combatir la violencia perpetrada bajo el nombre de una religión, una ideología, o un sistema económico y, al mismo tiempo, proteger la libertad de las religiones, de las ideas, de las personas requiere un delicado equilibrio en el que tenemos que trabajar”.
“El reto que tenemos que afrontar hoy nos pide una renovación del espíritu de colaboración que ha producido tanto bien a lo largo de la historia de los Estados Unidos. La complejidad, la gravedad y la urgencia de tal desafío exige poner en común los recursos y los talentos que poseemos y empeñarnos en sostenernos mutuamente, respetando las diferencias y las convicciones de conciencia. En estas tierras, las diversas comunidades religiosas han ofrecido una gran ayuda para construir y reforzar la sociedad. Es importante, hoy como en el pasado, que la voz de la fe, que es una voz de fraternidad y de amor, que busca sacar lo mejor de cada persona y de cada sociedad, pueda seguir siendo escuchada”.
Aborto
“Ustedes están invitados a proteger, por medio de la ley, la imagen y semejanza plasmada por Dios en cada vida humana”.
“En definitiva: queremos seguridad, demos seguridad; queremos vida, demos vida; queremos oportunidades, brindemos oportunidades. El parámetro que usemos para los demás será el parámetro que el tiempo usará con nosotros. La regla de oro no