Una crisis existencial a los 45 años condujo a Enric Benito al camino de los cuidados paliativos. Era un oncólogo de prestigio, con un doctorado 500 veces citado, publicaba en las revistas médicas más prestigiosas del mundo y tenía el reconocimiento de la profesión. «Pero no era feliz. El personaje había tapado a la persona». Recordó entonces que su abuelo había muerto con mucho dolor y él se prometió que eso ‘no iba a acabar así’.
Fuente: ABC.es Autor: Enric Benito
La vocación de Enric Benito
El camino a la Medicina había empezado cuando tenía seis o siete años y lo atropellaron en la bicicleta. Tumbado en la camilla, sintió el miedo a su alrededor, el de su padre, el de su tío, pero el médico estaba tranquilo.
‘Yo quiero ser como este hombre’, se dijo. Y lo fue durante 23 años.
Una depresión ordenó las cosas. Abandonó la oncología y a los 47 años se matriculó en la Universidad de Barcelona, en el Instituto Catalán de Oncología, para hacer un máster de cuidados paliativos mientras todos le decían: ‘¿Cómo te vas a ir a cuidar a los moribundos?’
«Hice esta formación y el universo empezó a ponerse en orden», rememora el experto en Cuidados Paliativos y espiritualidad y miembro de honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL). Un día le llamó un amigo porque el hospital Son Espases de Palma buscaba a alguien. Benito dijo que sí y en el 2000 empezó a trabajar como director de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital de referencia de Baleares. En el 2002 se trasladaron al hospital Joan March.
Fueron diez años viendo pacientes activamente hasta 2010. Después pasó a la docencia e investigación, y en 2011 la Conselleria de Salud le nombró coordinador del programa de Estrategia de Cuidados Paliativos de Baleares, un trabajo que compatibilizó con los grupos de espiritualidad.
«Montamos una formación inédita que consistía en enseñar a los profesionales en el acompañamiento en el proceso de morir desde una espiritualidad», explica sobre estas sesiones de 25 personas tres veces a la semana que se mantuvieron hasta la crisis del 2013, y que siguió impartiendo en Latinoamérica y en Portugal hasta que poco antes de la pandemia la vida le sugirió hacer un curso en línea.
Así montó la formación de experto universitario en acompañamiento espiritual en cuidados paliativos, que actualmente imparte en la universidad Francisco de Vitoria de Madrid, donde también es profesor de la asignatura de cuidados paliativos en la Facultad de Medicina.
«Lo que estamos haciendo es dar formación de profesionales para darles herramientas académicas a los médicos y enfermeras que trabajan allí».
Benito es pensionista pero no está jubilado porque dice que quiere morir con «las botas puestas». Espera hacerlo bien porque después de predicar no quiere «hacer el ridículo», confiesa entre risas sin ninguna duda de que cuando llegue la hora no se va a asustar. Básicamente porque «la muerte no existe, existe el morimiento».
Este hombre de palabras afiladas es uno de los mayores responsables en introducir la espiritualidad y el sufrimiento en el mismo compartimento que la ciencia, la medicina y los cuidados paliativos. «Antes se consideraba algo esotérico que se confundía con el flower power y el misticismo», reconoce, pero «la espiritualidad es nuestra humanidad en plenitud, y no tiene que ver con la religión».
Deme un consejo para morirme.
Que hayas vivido plenamente. El miedo a morir es el miedo a vivir.
¿Y después qué hay?
Lo mismo que ahora. El cielo no es un sitio, es un estado de conciencia y no hay que esperar a morirse para descubrirlo.
¿Cómo pasa un médico oncológico que cura el cáncer a ayudar a irse a los pacientes?
A los 45 años tuve una crisis existencial, un síndrome de burn out, una depresión o también se puede llamar la noche oscura del alma o una metanoia, que es una transformación cuando atraviesas tu propio sufrimiento. Vi que había triunfado según un modelo de autocomplacencia. Había construido el personaje pero dentro había un grito que me decía: ‘no estamos haciendo lo que hemos venido a hacer’.
Cuando te rompes, entras en la cueva donde está el infierno y para llegar a encontrar la luz de la conciencia profunda que te sostiene tienes que soltar todo lo que has creado. Cuando lo sueltas todo y tienes miedo a caerte, descubres que hay algo que te sostiene con una dulzura inmensa, que siempre te ha sostenido, que estaba ahí y es lo que tú eres. Esa experiencia trascendente te da confianza y te quita el miedo.
¿La palabra muerte se ha quedado pequeña para usted?
No, la muerte no existe: existe el morimiento. No hay nada que sea la muerte, es un sustantivo que ha creado nuestra mente pero, ¿a que no encuentras ninguno para el nacimiento? La muerte es un espantapájaros que hemos vestido con nuestros miedos.
La vida, cuando emerge, ha nacido y cuando se sumerge ha morido. Pero la muerte no es ná. La primera mitad de la vida es para construir un personaje y la segunda, para desmontarlo. A partir de los 50 años no hay otro tema: es prepararse para eso. ¿Y cómo lo haces? Madurando, comprendiendo, entendiendo lo que has venido a hacer. El miedo es protector y lógico.
¿Qué es un cuidado paliativo?
Es la atención profesional y humanizada que hemos desarrollado en los países más avanzados para atender, cuidar y acompañar las necesidades de las personas, pacientes y familiares en el proceso de morir. Esas necesidades son de tipo físico, emocional, social y espiritual. Es ese paso del no quiero y de la lucha a la aceptación, la entrega y la trascendencia. Porque cuando te entregas pasas a otro nivel de conciencia.
¿Alguna vez algún paciente le ha pedido que le ayude a morir?
Cinco veces. En cuatro resolvimos bien el asunto en el sentido de que cuando alguien te dice que quiere acabar, lo que quiere es acabar con el sufrimiento, no con la vida.
Y es más profesional, elegante y humano acabar con el sufrimiento que acabar con la vida.
Pero para esto hay que saber hacerlo porque si no sabes qué es el sufrimiento ni lo has estudiado ni sabes cómo abordarlo y le estas dando morfina, no vas a hacer nada. Es más, te vas a sentir incompetente. En una de estas cinco, él tenía recursos suficientes y acabó con su vida pero date cuenta de que hablamos de 40 años de profesión y miles de pacientes.
Cuando le pidieron morir, ¿qué les respondió?
Te voy a contar un caso concreto: un hombre de un hombre de 47 años, argentino, con un tumor de pancoast, que es de vértice de pulmón que engloba las costillas e invade los nervios y es muy doloroso. Vino a la consulta por su propio pie y me dijo: ‘quiero que me ayuden a morir ya porque tengo un dolor terrible y no quiero seguir de esta manera’.
Le pregunté de dónde venía esa petición y me contó que su padre murió de lo mismo y le pidió que comprara una pistola y le pegara un tiro. Todavía le resonaban sus gritos de dolor y no quería pasar por lo mismo. Tenía una memoria traumática.
Le dije: ‘¿qué te parece si a tu hijo le dejamos una herencia diferente de la que tuviste tú? Vamos a quitar el dolor y a ver qué pasa’. Al cabo de 15 días me mandó una foto de su hijo feliz en casa. Vivió cinco meses más y fue atendido en el domicilio cuando ya estaba muy mal y se murió cuando le tocaba, por decirlo así, y con un buen control de síntomas.
¿Cuánta gente ha muerto bajo sus cuidados?
No te puedo decir: teníamos unos 300 enfermos al año que morían en mi unidad. Estuve 10 años pero antes estuve 20 años haciendo oncología.
No sé cuántos miles pero objetivamente la Ley de eutanasia es una foto que hacen los políticos para salir en la prensa pero no es empezar la casa por el tejado sino por la antena de televisión encima del tejado porque en el 999 por 1.000 mueren muy mal en este país por falta de recursos, de formación, de reconocimiento de la especialidad, de cuidados paliativos.
¿Está en contra de la Ley de eutanasia?
Yo no estoy en contra de la Ley de eutanasia, no tengo una posición creencial. Yo no soy un creyente: yo sé. Cuando uno sabe no necesita creer, y yo sé cómo está organizado y cómo funciona. Y desde aquí no estoy en contra, si la actitud es compasiva, de ayudar a alguien en un momento dado a que pueda irse porque está sufriendo de una forma que no puede evitarlo.
Pero empezar esto cuando no es lo normal sino que lo normal es que hay mucha gente sufriendo, es hacerse una foto con la antena de televisión de una casa que no existe.
¿Ve conveniente legalizar la eutanasia antes que implantar un servicio de paliativos para que el enfermo decida entre dos opciones?
La eutanasia no es un tema prioritario pero sí hay mucho sufrimiento. Según un informe de Lancet, hemos perdido la posibilidad de integrar el proceso de morir en la vida como algo medicalizado y lo llevamos a los hospitales pero nos perdemos la riqueza de la experiencia de ese acompañamiento porque hay mucho que aprender ahí. Cuando ves a tu padre o tu madre morirse en paz, pierdes el miedo a la muerte.
¿Cuál es frontera entre la eutanasia y la sedación paliativa?
Hay una diferencia enorme. La sedación paliativa es para aliviar el sufrimiento; la eutanasia es para matar. La intención es definitiva.
¿Hay pocos servicios de paliativos en España?
Hay un mapa europeo de cuidados paliativos en el cual España está en una posición bastante baja. Dentro de España, hay una diferencia entre autonomías. Aproximadamente el 1,5% de la población necesita cuidados paliativos pero de ésos sólo un 30% lo reciben.
¿Por qué ninguna ley de paliativos ha cuajado?
Porque falta presupuesto. Porque la ley es papel mojado y una foto que se hacen los políticos.
En 2015 llevó al Parlamento balear una ley de derechos y garantías de las personas en el proceso de morir, ¿qué pedía?
En el preámbulo aclaramos que no es una ley de muerte digna porque es una mala comprensión de la realidad. La muerte no existe, existe el proceso de morir y los derechos y necesidades de las personas. Esa ley dice que debería haber habitaciones individuales cuando alguien está ingresado en cuidados paliativos, también formación para atender y tener suficientes expertos. Pero los cuidados paliativos no son ninguna especialidad en este país ni hay ningún reconocimiento y falta presupuesto. Por suerte, en Baleares hay una facultad de Medicina que forma en cuidados paliativos.
¿En qué quedó esta ley?
Se aprobó por aclamación, no hubo ni votación: dijeron ‘tenemos una ley preciosa’ y allí se quedó. No ha habido nadie interesado en trabajar eso. Las prioridades son otras: hasta que la gente no lo reclame, los políticos no van a escuchar porque a los profesionales no nos escuchan.
¿Morir en casa es el lugar ideal?
El sitio ideal es el que elige el paciente. El 70% de la gente muere en los hospitales, el 15% en las residencias. Muy poca gente muere en casa porque estamos medicalizando el proceso de morir, más aún con el Covid. Se ha hecho de la muerte un tema hospitalario pese a que no es una enfermedad ni se puede curar. Los hospitales están hechos para curar enfermedades no para morir, y son el peor lugar para morir porque están mal preparados excepto si hay unidades de cuidados paliativos, que hay otro ambiente.
¿Es partidario de informar al paciente de que se va a morir?
Yo soy partidario de conectar con el paciente, abrir la puerta de la confianza para acompañarle, saber que puede preguntarme lo que quiera y explorar qué es lo que necesita para que pueda iniciar ese proceso. No se tiene que decir ni dejar de decir: se tiene que estar disponible para acompañar. Si él pregunta: ¿me estoy muriendo? La respuesta es: ¿Tú qué crees? Si me dice que cree que sí pero no se lo quieren decir le respondo: ‘si fuera verdad, ¿qué te gustaría que hiciéramos?’.
Yo no le he dicho nunca a nadie que se va a morir pero él lo sabe. No tienes que decir ‘te vas a morir’. Qué tontería, él ya lo sabe. Y si no lo quiere saber, no se lo tienes que escupir a la cara porque no está preparado en ese momento. El enfermo tiene derecho a la información y a la ignorancia y él tiene que elegir lo que quiere de menú.
Se cumple casi un año desde la aprobación de la ley de la eutanasia en España, ¿cuántas peticiones ha habido?
Lo desconozco.
¿La eutanasia es un avance o un retroceso en los derechos del paciente?
No lo sé. Yo no entiendo de eutanasia.
¿La ética médica y la deontología son incompatibles con la aplicación de la eutanasia?
Le tienes que preguntar a los médicos que están en activo.
¿Cree que una persona tiene derecho a decidir sobre su propia vida?
Depende de lo que llamemos a una persona. Si tú tienes un terreno heredado de tu familia, que es un bosque y es tu propiedad, te pertenece por las escrituras pero decides que no quieres mantenerlo porque es muy cansado y le quieres pegar fuego.
- ¿Tienes derecho a pegar fuego al bosque?
- ¿Es tuyo el bosque?
- ¿Los vecinos van a estar contento?
- ¿La vida que desaparece con eso te pertenece?
- ¿O eres propietario temporal de un espacio tiempo y de una conciencia y un cuerpo que no te has dado a ti misma y que no sabes bien cómo acaba ni dónde va y este miedo es la ignorancia?
Eso es un no…
La metáfora es otra. Si estás embarazada de seis meses y quieres que te saquen ya al bebé porque no aguantas la tripa y el calor en agosto. Cariño, eso tiene un sentido. El tiempo que falta es por algo, tú no puedes decidir esto. Espérate a ver qué pasa porque cuando sea el momento se dará. Si lo adelantas quizás estás interrumpiendo algo que no sabes cómo va. Me parece bastante peligroso.
Otra fantasía de acabar con la muerte es que cuando se acaba con la persona se acaba con el sufrimiento pero esto no hay ninguna evidencia de que después esa persona no pueda seguir sufriendo en otra dimensión.
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