Conciencia, la voz de Dios

EL TRIBUNO.- 2-AGOSTO-2015

Respecto a las discusiones y debates sobre la ley de aborto en Salta, me permito recordar a los señores diputados y legisladores que el Estado no tiene ningún derecho a intervenir en la conciencia de los profesionales médicos ni de nadie. Es ridículo prohibir la objeción de conciencia de estos, precisamente porque son profesionales de la salud, que una vez y para siempre juraron hacer todo lo posible para defender y salvar vidas. El “no matarás”, cualquiera sea el modo, es una ley de Dios y nadie puede hacerse “dios” para obligar a matar, a asesinar, en el nombre del “derecho de las mujeres”. El hombre y la mujer son “libres” y, si así lo desean, solamente ellos rendirán cuentas ante Dios, dueño de la vida, de lo que hacen.

El Estado no tiene por qué negarle a los médicos de conciencia limpia a que cambien por otra sucia como si fuese una camiseta. Es cierto que el abuso o violación causa un daño enorme y no solo en la mujer, peor es el daño que produce el saber que una vida que se ha gestado, se “quema” se “rompe”, se “descuartiza”, “deshace”, se “tira” como si fuera un apéndice. ¿Por qué no se discute y debate cómo se puede contener, ayudar, acompañar a las víctimas para encontrar “familias buenas” que deseen acoger al que todavía no nació, la más pequeña vida que aún no tiene voz? Señores legisladores, son una vergüenza.

María Julia Guaymás

Salta capital

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