Publicado para VALORES Y SOCIEDAD
A día de hoy trece Comunidades Autónomas gobernadas por partidos de diverso signo político han aprobado leyes denominadas genéricamente LGTBI. En todas ellas, sin excepción, se atenta contra ese bien fundamental del hombre que es su libertad. Estas leyes, que están ya vigentes, en su mayoría, conculcan derechos básicos de las personas, como son: la presunción de inocencia, la libertad de expresión, la igualdad, la libertad de cátedra, la seguridad jurídica, el derecho de los padres a educar a los hijos según sus convicciones, etc.. Y en especial atentan contra los más vulnerables, los menores, conculcando el principio del interés superior del menor.
El iter legislativo, puede culminar en breves semanas con la aprobación en el Congreso de los Diputados de la “Proposición de ley de Podemos contra La discriminación por orientación sexual, identidad o expresión de género y características sexuales”.
Esta Proposición, lejos de perseguir lo que afirma, no solo atenta contra numerosos derechos fundamentales reconocidos en nuestra Constitución, sino que trata de imponer una ideología, una forma de concebir al hombre, violentando la ciencia bajo unos parámetros no científicos, y todo ello en un marco de absoluto relativismo moral, con el perverso sello de estimular guerras y odios entre iguales. Por supuesto, con la prescripción y aplicación de sanciones para el que disienta. Única forma de hacer prevalecer a una ideología contraria a la naturaleza.
Esta ley prevé una legislación específica, para un determinado grupo de personas, en función de su orientación sexual, produciendo una discriminación con cualquiera otro que entienda la sexualidad de manera diferente.
El sexo biológico desaparece frente al “sexo sentido”. Los menores podrán recibir tratamientos irreversibles que, según dictamina la Asociación de Pediatras Americana, hacen un profundo daño a los niños.
Se prohíben tratamientos para revertir el sexo hacia la heterosexualidad, aun pudiendo ser esta la voluntad del paciente.
Introduce en la escuela una determinada forma de entender la sexualidad, siempre contraria al sexo biológico y a la evidencia científica, violentando el derech