En el turno de preguntas, Mons. Martínez Camino fue preguntado por la decisión de la Conferencia Episcopal Alemana de “permitir” la dispensación de la píldora del día después en caso de violación. A su juicio, y sin querer hacer “comentarios de otras declaraciones y otros obispos”, se remitió a la nota “La píldora del día siguiente, nueva amenaza contra la vida”, publicada por la Asamblea Plenaria de 2001.
En este sentido, aclaró que “no hay ninguna excepción para los principios básicos de la ética católica o de la ética racional” y afirmó que “no se puede atentar contra la vida de un ser humano inocente, no se puede eliminar la vida de un ser humano inocente, no se puede quitar la vida de un ser humano inocente. Este principio no emite excepción”. Sería, añadió, “el derrumbamiento del edificio de la ética”.
Mons. Martínez Camino recordó que la vida humana “comienza en el momento de la concepción, cuando hay un cuerpo distinto al de la madre y al de la padre, aunque tenga una hora” y añadió que “no es lícito ejercer la violencia contra él para eliminarle la vida”. Una violencia, prosiguió, que puede ejercerse con un bisturí o con la química y apuntó que “todos los fármacos que conocemos hasta ahora que se llaman píldora día siguiente consisten en un compuesto hormonal que puede impedir la anidación del ovulo fecundado si es que se ha dado la fecundación. Y eso es impedir que siga la vida de un ser humano incipiente, aunque tenga una hora. Eso es un aborto precoz. Todas las píldoras conocidas hasta ahora en la intención y en la posible eficacia es lo que se pretende. Todas las píldoras tienen un efecto abortivo, es ilícito y no admite excepciones”. Sin embargo, “si hubiera un fármaco que no tuviera este efecto, el concepto moral sería distinto”, aseguró, aunque, por el momento, “no nos consta que haya una píldora del día después que no tenga efecto abortivo”.
Refiriéndose a la violación, destacó que “no es un acto conyugal”, por lo que “en ese caso es legítima la defensa frente a esa agresión y legítimo tratar de impedir esa fecundación, porque nunca es legítimo quitar la vida de un ser humano inocente que no tiene la culpa”. Pero, reiteró que “no conocemos una píldora del día después que no tenga un posible efecto abortivo”. Y, si la hubiera, “con la doctrina que tenemos se puede utilizar” ya que “no se trata de excepción a ningún principio, el principio es claro: si la píldora del día después supone un aborto precoz –y hasta ahora todos los fármacos existentes tienen esa función- no hay excepción posible, no se puede quitar la vida a un ser humano inocente”.
“¡Claro que es posible y justo evitar la concepción!” en un caso de agresión “tan indigno” como es la violación, pero volvió a incidir en que “lo que no es legítimo es el aborto, quitar la vida a un ser humano inocente porque haya habido una violación, hay que afrontar el problema con otros medios”.
“Sentimos mucho tener que dejar de contar con la guía luminosa” de Benedicto XVI
Preguntado por la renuncia del Papa, Mons. Martínez Camino se remitió a la nota del presidente de la CEE, Cardenal Antonio Mª Rouco Varela, y declaró que “sentimos mucho tener que dejar de contar con la guía magisterial, misteriosa y luminosa y con la cercanía de Benedicto XVI”. Y afirmó que las causas de su renuncia “son las que él ha dicho. Lo demás son todo hipótesis y cábalas infundadas”. En este sentido, dijo que el Cardenal Ratzinger ya conocía “los problemas de suciedad de la Iglesia”, antes de ser elegido en 2005 y que tampoco “ignoraba la debilidad humana que hay en los miembros de la Iglesia ni los problemas presentes” y que “si alguien conocía la situación de la Iglesia y el mundo era él”. “Los desafíos son grandes en todos los campos, no ha sido por huir de un desafío o verse incapaz de un desafío en concreto sino porque sus fuerzas han disminuido en los últimos tiempos. Si llegaba ese momento, en una hora de serenidad, renunciaría”.
Sin precisar el número de obispos que asistirán este miércoles a la última audiencia de Benedicto XVI, sí confirmó que viajarán a Roma él mismo y el Cardenal Rouco Varela, así como “otros miembros de la Permanente”. Precisamente, al comienzo de la Asamblea Permanente, el pasado domingo, “nos hemos unido a ese ángelus” del Papa y “hemos rezado juntos”.