Dr. Jacinto Bátiz: “¿Eutanasia o cuidados paliativos?”

MEDICOSYPACIENTES.COM – 29/10/2018.

Artículo “El Correo”

El Dr. Jacinto Bátiz reflexiona, en este artículo publicado en el periódico “El Correo” sobre los conceptos de cuidados paliativos y eutanasia, a partir del debate celebrado el pasado 25 de octubre en el Congreso de los Diputados. Al respecto, considera urgente la aprobación de una ley que garantice la dignidad de la persona en el proceso de morir.

Dr. Jacinto Bátiz, director del Instituto para Cuidar Mejor Hospital San Juan de Dios de Santurtzi, y secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC. Artículo publicado el pasado 28 de octubre en el periódico “El Correo”
Los cuidados paliativos cuidan la vida de las personas. Estos cuidados no tienen como objetivo la muerte, sino que cuidan la vida mientras ésta llega a su tiempo, evitando el sufrimiento. La eutanasia es la provocación intencionada de la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal a petición expresa de ésta y en un contexto médico.  Se habla de suicidio médicamente asistido cuando la actuación del profesional se limita a proporcionar al paciente los medios imprescindibles para que sea él mismo quien se produzca la muerte. Estas características definen cada una de las actuaciones encaminadas supuestamente a facilitar una muerte digna.
Sus señorías optaron el jueves, 25 de octubre, en el Congreso de Diputados por la eutanasia y han dejado, una vez más, aparcados los cuidados paliativos. Los ciudadanos esperamos de quienes nos representan, independientemente de las siglas políticas, que lleguen a ponerse de acuerdo en establecer un marco legislativo para ayudarnos a aliviar nuestro sufrimiento. Como profesional paliativista, de larga experiencia, estoy convencido de que este alivio se puede conseguir con unos cuidados paliativos de calidad. Porque cuando reciben estos cuidados, raramente solicitan la eutanasia. ¿Por qué se empeñan en ofrecernos la eutanasia antes que los cuidados paliativos? Es verdad que el alivio del sufrimiento se podría conseguir con las dos leyes, pero de distinta manera.
El deseo de morir bien es una legítima aspiración de los seres humanos. Este deseo nos obliga a los profesionales de la salud a ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien, sin sufrimiento alguno. Para ello, procuramos un control adecuado y enérgico de los síntomas aunque con los tratamientos para dicho control se pueda adelantar la muerte. También adecuamos aquellos tratamientos que ya son inútiles y que les hacen sufrir más que la propia enfermedad. Y si es necesario porque aún no hemos conseguido aliviar su sufrimiento, recurrimos a la sedación para garantizar una muerte serena. Aunque de todo ello se pudiera derivar un adelantamiento no buscado de la muerte, ninguna de estas actuaciones serían prácticas eutanásicas si lo que buscan es eliminar el sufrimiento de la persona sin tener que eliminar a quien sufre.
Podemos considerar lo anterior una buena práctica médica si la orientamos a conseguir unos objetivos adecuados, basados en la promoción de la dignidad y la calidad de vida de la persona enferma, de acuerdo con sus valores y preferencias. Los medios para ello comprenden la atención integral al paciente y a sus familiares, el control adecuado de sus síntomas molestos, el soporte emocional, social y espiritual según sus creencias y una información adecuada para que pueda ejercer su autonomía en la toma de decisiones en el tramo final de su vida. Todos estos principios constituyen la esencia de los cuidados paliativos.
¿Nos hemos preguntado alguna vez cuáles son las necesidades del enfermo cuando está llegando el final de su vida? Si transformamos cada una de estas necesidades en un derecho estaremos ayudando a vivir dignamente mientras llega su muerte. Tiene necesidad de que se le alivie el dolor y cualquier otro síntoma molesto, por lo que se merece el derecho de que se le alivie el dolor. Tiene necesidad de que se le apoye emocionalmente, por lo que se merece el derecho al apoyo psicológico. Tiene necesidad de ser acompañado durante su etapa final, por lo que se merece el derecho a no morir en la soledad no deseada. Tiene necesidad de satisfacer sus necesidades espirituales, por lo que se merece el derecho a recibir el apoyo espiritual que él desee teniendo en cuenta sus creencias y sus valores.
Pero la voluntad política es un elemento decisivo para poder garantizar esta adecuada atención a las personas al final de la vida. No creo que sea la eutanasia la solución para resolver las necesidades de estos enfermos. Sí creo que lo son los cuidados paliativos.
Por otro lado, compruebo que hay “distintas velocidades legislativas” para una ley y para otra. La Proposición de Ley de derechos y garantías de la dignidad de la persona ante el proceso final de su vida fue presentada por el Grupo Parlamentario Ciudadanos el 16 de diciembre de 2016 al Congreso de Diputados. Todavía sigue sin aprobarse. Sin embargo la Proposición de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia fue presentada por el Grupo Parlamentario Socialista a la mesa del Congreso de Diputados el 3 de mayo de 2018, quien además nos anuncia que será aprobada en breve. Habrán comprobado la lentitud de una y el apresuramiento de otra. ¿Qué explicación tiene esta diferencia de velocidad?
¿Para cuándo esa ley nacional que garantice la dignidad de la persona en el proceso de morir a todos los ciudadanos de nuestro país? ¿Les cuesta tanto ponerse de acuerdo para garantizar este derecho? ¿Es que no se dan cuenta que sólo algunos ciudadanos tienen el privilegio de recibir estos cuidados? Cuando se entretienen con otros asuntos y dejan aparcada, una vez más, esta ley de cuidados paliativos, tengan presente que muchos ciudadanos se estarán muriendo acompañados por el sufrimiento, sin ser atendidos como se merecen. ¿De quién será la responsabilidad? De los que sufren mientras se mueren, no; estoy seguro.

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