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27.03.2014
Reino Unido asiste al crecimiento de está práctica dentro de sus fronteras, hasta ahora solo se tenía constancia en países asiáticos. El premier británico tilda este fenómeno de “ilegal”, pero se olvida de otros colectivos como los discapacitados o los síndrome de Down y que tampoco tienen garantizado el derecho a nacer
En junio de 2012, la ONU cinco agencias de la ONU emitieron un informe sobre selección sexual en que instaban a los Gobiernos y las sociedades de estos países (entre los que están India, China y Vietnam) a erradicar el aborto selectivo. Una tendencia que consiste en el aborto selectivo de niñas por razón de sexo en algunos países de Asia. Un fenómeno que se tildó entonces por varios medios de comunicación como un “genocidio selectivo de niñas”.
La pregunta que cabe hacerse es por qué se hablaba de genocidio al tratarse de niñas, pero se omite el resto de niños no nacidos. Una estrategia claramente desencadenada por la ideología de género.
Ahora, el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, ha criticado esta tendencia, ya que el aborto selectivo por sexo en el Reino Unido es cada vez más frecuente para dejar de ser patrimonio exclusivo de países asiáticos del sur o Afganistán.
Cameron criticó el aborto selectivo por sexo clasificándolo como “una práctica atroz”, y se comprometió a trabajar para contrarrestar “este acto ilegal” que presiona a las mujeres a dar a luz hijos y no hijas.
Según el análisis del censo de 2011 en Inglaterra y Gales un promedio de 4500 niñas no nacieron. En algunas partes del Reino Unido, puede haber hasta 120 niños por cada 100 niñas. El promedio es de 105 niños por cada 100 niñas, según señaló el Daily Mail, que también reveló a través de una investigación encubierta que existen médicos dispuestos a realizar abortos selectivos.
Por su parte, el Ministro de Salud, Earl Howe, señaló que no hay pruebas que se realicen abortos selectivos por sexo en el país, sin embargo, una mujer británica-asiática, quien es madre de tres niños, declaró para el diario local The Independent Report, que abortó dos veces después de que ella y la familia de su esposo se enteraran que estaba embarazada de niñas, ahora “estoy embarazada de nuevo y me aterra lo que me pueda pasar nuevamente”.
El Ministro del Parlamento británico, Paul Uppal, manifestó también que “he tenido conversaciones con personas que me han dicho lo que están pasando y yo confío en lo que me dicen. Existe una presión muy sutil en las mujeres para tener hijos” son presionadas a “abortar fetos si son niñas”.
Un representante de la Caridad de las Mujeres Jeena Internacional, Rani Bilkhu, señaló que “el Gobierno ya no puede cepillarse esta práctica bajo la alfombra como lo han hecho. Ellos se esconden detrás de la corrección política para apaciguar a ciertas comunidades de inmigrantes que practican lo que yo llamo el ‘terrorismo vientre’”.
Afirmó que “este no es un debate acerca de los aciertos y errores de aborto, sino una cuestión de la violencia contra las mujeres antes de nacer”, informó el Daily Mail.
¿Aborto escandaloso sólo cuando es para un colectivo?
Este tipo de reflexiones nacidas al cobijo de la ideología de género, en realidad se refiere al aborto selectivo por razón de sexo. Sin embargo, ¿esos mismos argumentos no sirven para los abortos selectivos por razón de salud? Es el caso de los niños cuyo diagnóstico prenatal desvela que tienen síndrome de Down o malformaciones de diferente tipo: están condenados a no vivir porque la sociedad considera que son una carga. Precisamente, en estas sociedades asiáticas (y ahora Reino Unido), lamentablemente se cree que tener hijas también es una carga debido a la estructura cultural y social que existe.
Si el aborto es legal, la elección de qué abortar se deja en manos de tendencias pseudocientíficas o pseudofilosóficas que definen cuál es la vida que merece ser vivida, y cuál es la vida que merece ser educada. Se trata de la misma justificación argumental para diferentes tipos de seres humanos abortados.
La legalización del aborto abre un contexto de selección prenatal de consecuencias imprevisibles.
