Tim tenía síndrome de Down y sobrevivió a su aborto: ha fallecido tras 21 años de una vida «feliz»

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Tim disfrutaba en el agua con los delfines, como parte de una terapia muy eficaz en el caso de niños con autismo.

20/01/2019

No era tan conocido como Gianna Jessen o Melissa Ohden, pero, como ellas, Tim Guidosobrevivió a su aborto. Murió el pasado 28 de diciembre, festividad de los Santos Inocentes, en Quakenbrück (Baja Sajonia, Alemania), a los 21 años de edad.

A las veinte semanas de gestación se le diagnosticó síndrome de Down y su madre decidió abortarlo. En Alemania es ilegal después de la decimocuarta semana salvo que se aduzca grave riesgo para la salud física o psíquica de la madre, así que ella amenazó con suicidarse si seguía adelante con el embarazo. Se programó la intervención en una clínica municipal de Oldemburgo.

Pero el abortero se confió. En vez de seguir el protocolo habitual y matar al niño inyectándole cloruro potásico en el corazón antes de sacarlo, pensó que no sobreviviría a un nacimiento prematuro y lo sacó sin más. Lo envolvieron en una toalla para que, al menos, muriese caliente, y lo abandonaron durante nueve horas.

Cuando las enfermeras del siguiente turno acudieron a recoge su cadáver, se encontraron un niño que respiraba. Se tomó la decisión de darle asistencia médica. Pesó 680 gramos al nacer. Medía 32 cm.

La madre de Tim denunció al médico y consiguió una indemnización de 13.000 euros. Lo dio en adopción a la pareja formada por Bernhard y Simone Guido, que se quedaron prendados del pequeño en cuanto lo vieron en el hospital: “Se suponía que iba a ser una niña sana, pero enseguida pensamos ‘Es nuestro'”, evoca su padre adoptivo. Era el verano de 1997.

Los doctores le daban un máximo de dos años de vida, pues a consecuencia del aborto prematuro tenía los pulmones infradesarrollados y propensión a las infecciones.

Pero Tim, de quien luego se supo que era autista y apenas podía hablar, podía con todo. El padre biológico de Tim le visitaba alguna vez en casa de los Guido, pero dejó de hacerlo cuando la madre biológica, quien no llegó a conocerle, murió hace unos años.

El caso vivido por su hijo espoleó a los Guido a implicarse en la lucha provida, y se movilizaron desde el principio contra la práctica del aborto tardío en Alemania, y contra los tests prenatales exclusivamente orientados a marcar a los niños que deben ser eliminados. 

A pesar de sus circunstancias, que le provocaron numerosas operaciones quirúrgicas, Tim vivió en Oldemburgo una existencia alegre y feliz, en compañía de dos hijos naturales de los Guido y de otra niña adoptada con síndrome de Down.

Sus padres adoptivos crearon una página web sobre él, Tim lebt [Tim vive], y en 2015 escribieron un libro con el mismo título contando la experiencia, en la que destaca el gran impacto que tuvo para él una terapia con delfines. De hecho, los beneficios de la venta se han dedicado a fomentarla con otros niños.

“¡Fueron años dichosos y hermosos!”, afirmó Bernhard tras el fallecimiento. Tim murió tras contraer una infección pulmonar. Había pasado “unas Navidades maravillosas” en casa con su familia.

Fotos: familia Guido.

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