La industria de la muerte, “desesperada”: caen en más de un 40% los médicos que perpetran abortos en EEUU

hazteoir.org
31.03.2014
Las más recientes estadísticas del proabortista Instituto Guttmacher muestran que la cifra ha disminuido en un 40,85%
Cada vez es más difícil encontrar a alguien dispuesto a cometer abortos, una situación que desespera a los abortistas
Sólo el 14% de los ginecólogos están realizando abortos
Los jóvenes que acuden a prepararse en su práctica abandonan al chocarse con la cruel realidad del aborto
Grupos como Medical Students for Life, señal de esperanza por AbortoCero

Esta merma desde que hace 30 años se legalizara el aborto provoca el lamento del negocio abortista: “necesitamos médicos jóvenes, y los necesitamos desesperadamente. La situación es realmente grave”

La marcada tendencia a la baja en la disminución de los médicos dispuestos a perpetrar abortos es un problema para la industria del aborto desde hace décadas. Tras la trágica sentencia Roe contra Wade en 1973, que abrió las puertas a la legalización de esta inhumana práctica en Estados Unidos, el número de aborteros aumentó, hasta alcanzar un máximo histórico de 2.908 en 1982. Pero desde entonces no ha dejado de menguar. Según informa LifeSiteNews, Las más recientes estadísticas del Instituto Guttmacher (originalmente fundada como el brazo de investigación de Planned Parenthood) muestran que la cifra ha disminuido en un 40,85%, hasta llegar a sólo 1.720 en 2011. Menos abortistas significan más vidas a salvo. De hecho, se informó recientemente la tasa de aborto que en su nivel más bajo desde 1973.

En su artículo para el citado digital estadounidense, Bradley Mattes, veterano activista con más de 33 años en la causa provida y director ejecutivo del Life Issues Institute (grupo educativo a favor de la vida), señala como cada vez es más difícil encontrar a alguien dispuesto a cometer abortos, una situación que desespera a los abortistas como Susan Hill, presidenta de la llamada National Women´s Health Foundation (Fundación Nacional para la Salud de las Mujeres), quien declara: “necesitamos médicos jóvenes, y los necesitamos desesperadamente. La situación es realmente grave”.

Rechazo médico

Se le ha llamado ‘el encanecimiento del proveedor de aborto’: abortistas que fueron capacitados durante el pico del llamado derecho al aborto en los años 70 se están jubilando. Y sus sucesores más jóvenes son pocos. Una de las razones es aquellos que están dispuestos tanto a perpetrarlos como a formarse en esta práctica son escasos. En un artículo de 2011 publicado por Debra Stulberg, investigador de la Universidad de Chicago, se concluyó que sólo el 14% de los ginecólogos están realizando abortos, y que sólo el 40% de los programas de Obstetricia y Ginecología en el país ofrece una formación integral del aborto. La preparación para cometer abortos se lleva a cabo en su mayoría en centros independientes, como los de Planned Parenthood (la mayor cadena de negocios abortistas del país).

En un intento de aumentar el interés y la participación de los estudiantes, se pusieron en marcha grupos proaborto como Medical Students for Choice (Estudiantes de Medicina para la Elección). Sin embargo, los esfuerzos del grupo se topó con la destacada falta de entusiasmo: The Washington Post informó de una baja participación de tan sólo 25 estudiantes en la conferencia capitular de Maryland.

Testimonios

En algunos casos, la ‘formación’ en el aborto resulta contraproducente. Mientras los estudiantes se enfrentan cara a cara con la realidad espantosa del aborto, que mata brutalmente a los bebés, y muchos deciden que esto no es para ellos. LifeSiteNews recoge el testimonio de Lesley Wojick: era tan firme defensora del aborto que pretendía convertirse en médico para realizarlos. Pero chocó con la realidad cuando asistió a su primer aborto en su periodo de formación: primero se quedó horrorizada con el instrumental: “No sé… Es algo muy insensible. Tiene que haber algo más que vaciar el útero con un instrumento como el de un dentista”, recuerda. Luego, quedó “paralizada” al verlo en acción en su primera contemplación de un aborto: “la paciente manifestaba su dolor y sus gritos me dieron escalofríos. Pensé que podría vomitar”. A pesar de Lesley aún apoya el aborto, se encontró con un proceso perturbadoramente brutal, y admite que personalmente no podía alcanzar ese punto de endurecimiento emocional que exige perpetrar abortos. Algo le “chirriaba” respecto a lo quería hacer en la vida, declara.

A veces la experiencia de un aborto es tan profunda que cambia los corazones y las mentes de por vida. Bradley Mattes ofrece otros testimonios de aprendices de aborteros, como el de un joven de quien no revela su nombre, que también quería prepararse para este cometido. Pero encontrarse de frente con una práctica “tan cruda me quitó el sueño”, relata el joven, que describe: “el sonido de la aspiradora llenándose de sangre, tejido y órganos minúsculos; el motor de la máquina deja de sonar de repente; el tubo se retira y aparecen el cuerpo y la cabeza del bebé… No he podido luego dejar de pensar en otra cosa que en lo que podría haber sido ese niño. Esas imágenes me torturan… Y eso que sólo fui un espectador. Nunca jamás volveré a ser partidario del aborto ni apoyaré el asesinato de ningún ser humano, sea cual sea la etapa de su vida”.

Juicios sonados

La industria del aborto también está plagada de problemas por abortistas que se prejubilan, por los que son condenaos por malas praxis y deben ir la cárcel, por tener su licencia médica revocada o que huyen del país para evitar su responsabilidad penal. Uno de los casos más recientes y sonados ha sido en Estados Unidos el del infanticida en serie Kermit Gosnell, en cuyo proceso se han manifestado tan espeluznantes aspectos que muchos periodistas han cambiado su opinión favorable al aborto.

Una serie de vídeos ofrecidos por Live Action confirman que esta barbarie se extiende por los abortorios de EE.UU.

“Teleabortos” y otras argucias de negocio a costa de la salud de la mujer

Debido a que la contratación de estos sicarios es una tarea de enormes proporciones, los proaborto han recurrido a otras tácticas a expensas de la salud de la mujer. Defienden abortos vía “telemedicina”, esto es, a través de teleconferencias con mujeres embarazadas, tipo Skype, sin necesidad de examinar a la gestante, le recetan la píldora para que proceda a un aborto químico, así se aseguran ‘mercado’ y la rentabilidad del negocio.

La respuesta de California a la escasez de los abortistas fue aprobar un proyecto de ley que permitiera a personal no médico el realizar abortos durante el primer trimestre . Ya está teniendo un impacto trágico en las mujeres, comenzando por la muerte de una paciente, que sufrió una hemorragia masiva durante un aborto químico fallido realizado por una enfermera. En Nueva Jersey, un hospital trató de exigir que todo el personal de enfermería participara en abortos. Afortunadamente, quince enfermeras valientes decidieron tomar partido por la vida. Ellas temían por sus puestos de trabajo, pero sabían que esto era una política inaceptable. A medida que eran agresivamente presionadas por la administración del hospital, buscaron un abogado ya hicieron un descubrimiento. Debido a las leyes de protección a la objeción de conciencia, no podían ser legalmente obligadas a participar en abortos. Testimonios que deben servir de estímulo para todos en el campo de la Medicina.

Esperanza

Pero debido al desentendimiento y a los significativos riesgos a los que expone la salud de las mujeres, los abortos de ‘telemedicina’ han sido prohibidos ya en muy diversos Estados, como los de Arizona, Iowa, Kansas, Nebraska, Carolina del Norte o Wisconsin. En Texas, la ley ya obliga a ofrecer una ecografía a la mujer antes de abortar, en pro del consentimiento informado.

Y Los estudiantes de medicina de hoy representan el futuro de la profesión de la salud. La tendencia de un número cada vez menor de los abortistas, afortunadamente, se sigue pronosticando al alza. Grupos como Medical Students for Life (Estudiantes de Medicina para la Vida) fomentan una próxima generación de médicos fieles al servicio a la vida.

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