Francia legaliza el dejar de alimentar e hidratar enfermos si lo piden ellos o un delegado suyo

P.J.G. / ReL 29 enero 2016

Dar de comer y beber, hidratar y nutrir al enfermo, es el mínimo ético de cualquier sociedad… incluso si un enfermo dice que no tiene hambre, que está desanimado, que para qué vivir… el médico busca salvar su vida, ahorrarle dolor y dar ese servicio mínimo que es nutrir e hidratar. Nutrir e hidratar no es desproporcionado: es lo básico que los humanos hacemos unos por otros.

Ahora, una ley francesa obligará a los médicos a dejar de nutrir e hidratar a algunos enfermos, si así lo piden ellos… o sus “delegados”, alguien que ha recibido autoridad de ese enfermo para pedirlo, quizá muchos años antes, quizá en condiciones extrañas…

Los enfermos quieren que los médicos les quiten el dolor, no que les quiten la vida
Los enfermos quieren que los médicos les quiten el dolor, no que les quiten la vida

Por supuesto, quien no es nutrido e hidratado se debilita y muere.

Esta nueva ley aparece en la prensa como anti-eutanasia, pero las entidades provida y de ética médica son críticas con ella.

Por ejemplo, el colectivo Aliviar Pero No Matar juzga el texto demasiado ambiguo: el texto habla de la sedación continua al final de la vida pero no especifica que esa sedación no debe tener como objetivo «provocar la muerte» o facilitar la eutanasia. Puede ser un coladero.

Matar enfermos es legal en Holanda, Bélgica y Luxemburgo
La eutanasia directa (matar al enfermo) se practica desde hace años legalmente en Holanda, Bélgica y Luxemburgo. Nació supuestamente rodeada de controles, en la práctica está descontrolada (en Bélgica, el supuesto comité ´de control´ lo dirige el mayor eutanasiador explicado aquí-) y su alternativa ética, los cuidados paliativos, poco desarrollados. En Suiza, hay espacio para el suicidio asistido (el enfermo -o sano, basta con ser solicitante- se mata a sí mismo con la ayuda de un “profesional”).

La nueva ley francesa se presenta como una «ley de final de la vida». Según las agencias, obligará a los médicos a aplicar la «sedación profunda y continua» a un paciente en fase terminal que lo solicite, definido como aquel con una «afección grave e incurable» con «pronóstico vital comprometido a corto plazo» y con un cuadro médico de «sufrimiento que resiste a los tratamientos».

Lo que ya hacen los médicos del mundo
Lo cierto es que en todo el mundo, todos los médicos aplican sedación al final de la vida sin necesidad de ley alguna cuando de verdad hay sufrimientos atroces sin otra forma de mitigarlos, la muerte es muy cercana, no hay tratamiento y con el consentimiento del paciente. Se da cuando la muerte está próxima y entre muchos dolores y el paciente prefiere esperarla dormido (sedado). Pero eso no implica dejar de nutrir e hidratar al paciente.

En la buena ética médica el paciente muere de su enfermedad incurable, no de la sedación ni de hambre ni de sed.

Las agencias hablan de que con esta ley “los facultativos le retirarán así los medicamentos que le mantienen vivo artificialmente así como la nutrición y la hidratación”… como si la nutrición e hidratación fueran algo artificial y desproporcionado, y no lo que es: un cuidado básico normal para un enfermo.

El delegado que puede ordenar la sedación
La ley dice que se aplicará de manera«general y homogénea» y se le otorgará al paciente la última palabra. Atención: al paciente o a alguien que, supuestamente, hablará por el paciente, “una persona de confianza designada también de forma previa y por escrito por el enfermo”.

“La función de ese delegado no tendrá fecha de caducidad y su decisión prevalecerá sobre cualquier otra opinión, mientras que hasta ahora el médico disponía de la última palabra a la hora de decretar la sedación profunda”, especifican las agencias.

Así, ese delegado -de cuyos intereses es lícito sospechar- prevalece ante los profesionales médicos especialistas en acompañar cotidianamente enfermos en sus últimos días. Cabe pensar que quien ha acompañado cientos de muertes puede saber mucho más que quien apenas conoce el acercamiento de la suya y a través muchas veces del miedo o el dolor.

Una promesa de Hollande
Las agencias añaden que este texto es sucesor de leyes aprobadas en 1999, 2002 y 2005, fruto de la reflexión del diputado socialista Alain Claeys y del conservador Jean Leonetti, que resumió la nueva ley como la posibilidad de «dormir antes de morir para no sufrir».

Debatida en diferentes foros desde otoño de 2012 antes de llegar este enero al Parlamento, la ley es una promesa electoral del presidente de Francia, François Hollande, que se comprometió a legalizar «una asistencia medicalizada para terminar la vida desde la dignidad».

El texto, acordado por el gobernante Partido Socialista (PS) y por la oposición conservadora de Los Republicanos (LR), ha sido adoptado a mano alzada por los diputados de la Asamblea Nacional. Posteriormente ha pasado al Senado, donde se espera que también sea aprobada.

La ley se queda corta para algunos activistas pro-eutanasia, como el primer ministro de Francia, Manuel Valls, y la titular de Sanidad, Marisol Touraine, que en 2009 firmaron una petición a favor del derecho a una «ayuda activa» a la defunción, es decir, a matarse, a suicidarse con apoyo profesional.

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