Expertos en Naprotecnología se reúnen en Madrid para dar a conocer «una nueva esperanza para ser padres naturalmente»

(Ref abc.es)

La Naprotecnología o «Tecnología de Procreación Natural» surgió hace más de tres décadas en Estados Unidos, pero sigue siendo una gran desconocida no solo para la comunidad médica, sino también para la sociedad en general. Por ello, los mayores expertos en este nuevo abordaje científico –que busca las causas de la infertilidad y potencia la capacidad natural de procreación de la propia pareja– han convocado en Madrid el I Congreso Internacional de Naprotecnología.

El encuentro, que tendrá lugar los días 8 y 9 de noviembre en la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), contará con la participación del creador de esta nueva disciplina, el ginécologo estadounidense Thomas Hilgers. Durante la presentación del congreso, el director de Fertilitas, Álvaro Ortega, explicó que se trata de «un evento único que revolucionará la concepción de las técnicas de fertilidad».

La Universidad Francisco de Vitoria colabora con Fertilitas y el Instituto Pablo VI para el Estudio de la Reproducción Humana (Omaha, Nebraska) en la formación de médicos y especialistas, al considerar que existe un déficit de profesionales cualificados tanto en Naprotecnología como en el Método Creighton. «Esta colaboración docente tiene que ver con la misión de la universidad y su visión de una educación centrada en la persona», señaló el doctor Ricardo Abengózar, del Instituto de Bioética de la UFV.

El profesor de Medicina dejó claro que la universidad impulsa la Naprotecnología, al considerar que «es bueno que existan alternativas a las técnicas de reproducción artificial, por todas las consecuencias que su extendido uso comporta».

Entre ellas, el médico citó «la creación y manipulación de embriones, selección embrionaria, exposición a riesgo de los embriones, destino de los embriones “sobrantes”, exposición de los padres a riesgos físicos y psicológicos y una creciente mercantilización de las técnicas». «Además de todas estas consecuencias, la reproducción asistida no cumple con el objetivo médico, que es diagnosticar y curar el problema. Se mueven por la máxima ‘niño en brazos’ sin más reflexión médica», criticó.

Para María Lombarte, ginecóloga experta en Naprotecnología de Fertilitas, el congreso –que contará con los mejores expertos en este ámbito– permitirá «conocer de primera mano» los avances en este nuevo abordaje de la fertilidad humana. Según indicó, la comunidad médica se muestra en general todavía «prudente» frente a la Naprotecnología. «Quieren ver resultados pero hay una buena acogida. Creo que si ven que funciona les gustaría poder aplicarla», señaló.

Un método natural y eficaz

La base de la Naprotecnología es el Modelo Creighton, una modificación estandarizada realizada por Hilgers sobre el Método de la Ovulación Billings, desarrollado por John y Evelyn Billings en 1960. Se trata de un sistema de monitoreo de la salud ginecológica femenina a través del registro de una serie de biomarcadores a lo largo del ciclo de fertilidad de la mujer, como la duración y las características del moco cervical, la longitud del ciclo menstrual, el dolor menstrual, el dolor abdominal, el tipo de menstruación, etc.

Estos datos –volcados de forma sistemática en una gráfica– ofrecen una información valiosa y objetiva al médico a la hora de decidir los estudios complementarios que son necesarios en cada caso para llegar a un diagnóstico sobre las posibles causas de la infertilidad y qué días del ciclo de la mujer son los más apropiados para realizar esas pruebas.

Una de las novedades de este enfoque es que considera la infertilidad como un síntoma y no como una enfermedad en sí misma. De hecho esta metodología consigue identificar la causa de la infertilidad en el 99,5 por ciento de los casos.

El éxito de este procedimiento «ecológico, humano y ético» no es nada desdeñable. Según un estudio de Standford JB publicado en el «Journal of the American Board of Family Medicine», el 52,8% de las parejas que realizaron el tratamiento durante 24 meses, lograron un embarazo a término con un recién nacido vivo.

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