Una juez de California ordena destruir los embriones congelados de una pareja tras su divorcio

ABC – MANUEL TRILLO – Corresponsal En Miami –

Si lo más espinoso en un divorcio es qué hacer con los hijos, tampoco lo es menos cuando la pareja rompe y tiene congelados unos embriones fertilizados in vitro. ¿Qué hacer con ellos si uno de los cónyuges se niega a que el otro los preserve y que de ellos puedan venir al mundo seres humanos con sus genes? Este es el caso que se ha dado en San Francisco (California, EE.UU.), donde una juez estatal de familia ha acabado dando la razón al ex marido y ha ordenado la destrucción de los cinco embriones que habían fecundado cuando las cosas entre ellos iban bien y que ahora permanecían almacenados bajo cero en uno de los mayores centros de reproducción asistida del país.

La resolución judicial da por bueno el acuerdo previo que habían suscrito antes de someterse al tratamiento de fertilización Stephen Findley, de 45 años en la actualidad, y Mimi Lee, de 46, según el cual precisamente daban su consentimiento para que, en caso de ruptura matrimonial, los embriones se destruyeran.

Findley hizo valer lo firmado porque no quería que, tras el divorcio, su ex mujer pudiera utilizarlos. Pero ella alegó que esta es la única forma en que puede ser madre y que, en realidad, el acuerdo previo sobre la destrucción de los embriones iba incluido en el paquete de condiciones del centro, perteneciente a la Universidad de California, para poder someterse a la fecundación in vitro, de manera que considera que no se debe aplicar.

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El caso había levantado mucha expectación en California, donde hay muchas clínicas de fertilidad – ABC

Aquel contrato para la fertilización de los embriones se firmó en 2010, poco después de la boda y de que a Mimi Lee, que es anestesista, le diagnosticaran un cáncer de mama, hoy superado pero cuyo tratamiento sabían que la haría infértil.

Según declaró la mujer en el juicio, que ha acaparado notable atención de los medios de comunicación estadounidenses, conoce por su experiencia profesional que, aunque haya pacientes que digan que no quieren ser revividos en caso de un fallo cardiaco o de que dejen de respirar, al final son reanimados por indicación de la familia o los doctores. «Teníamos una gran sensación de urgencia sobre la fertilidad, por el cáncer», defendió Lee.

La juez, Anne-Christine Massullo, sostiene que la mejor manera de resolver las disputas sobre familia e hijos es «hacer efectivas las intenciones de las partes en el momento de la decisión del asunto».

Este es el primer caso de este tipo en California, donde había gran expectación por la cantidad de clínicas de fertilidad existentes, si bien hay al menos otros once estados donde se han celebrado juicios sobre el futuro de los embriones cuando hay divorcio, en ocho de los cuales se ha dado la razón a la parte que reclamaba que no siguieran adelante. En estos se ha primado el derecho del cónyuge a no procrear, a pesar de que los embriones estuviesen ya fertilizados, mientras que en los otros tres estados ha prevalecido el criterio de que la mujer, si no es por esta vía, jamás podría ejercer su derecho a tener hijos biológicos.

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